6.1.06

De experiencias reveladoras y saltos cuánticos...

Foto: Comunidad 10/TSR-7/Llico/29.12.05

Antes de empezar: Feliz año nuevo a todos...que todo salga bien, y lleno de éxito y weas..etc, etc, etc.!!

Ok. Ahora sí.

Como siempre hay una primera vez para todo, y como nunca me había dado un “jugo psicológico” de gran calibre, creo que por lo vivido recientemente amerita que haga uno y bueno…perdonen uds, jejeje, si es que se lo bancan…


Intensos TSR (*)...

Es asombroso como una tan poca cantidad de días (apenas 5, donde estuvimos en Vichuquen, Llico y Aquelarre), -que en cualquier papel relacionado con algún tipo de trabajo voluntario es poco y nada – puedan lograr cambios tan significativos para las personas que habitaban los pueblos donde fuimos, y lo que es más asombroso aún, puedan lograr un nivel de confianza, trabajo en equipo y amistad de comunidad que nunca había experimentado en mi vida…en cualquier tipo de voluntariado que he hecho. De verdad fue increíble. Notable.


¿Mejor Salud?


Pensar que en localidades virtualmente aisladas de centros urbanos mas populosos, no puedan tener un acceso expedito a un médico, a un dentista o a un psicólogo, nos hacen caer de golpe en la aún dura realidad del mundo rural (pese a todas las obnubilantes cifras macroeconómicas, y el que nos llenemos la boca con nuevas autopistas o el exasperante “jaguarismo” del que hacemos gala muchas veces), y que en general la gente tiene que desafiar vientos, mareas e interminables cuestas, para tomar un bus, ir a Curicó, ser examinados y recién ahí ser incluidos en la kilométrica lista de espera de algún especialista, si fuese necesario.

¿Es eso calidad de vida? Promoción de salud? Las pelotas.
El mismo problema se aplica a los dentistas (alguien alguna vez en Llico o Aquelarre había recibido atención dental personalizada y de expedito acceso?), y para qué decir con los psicólogos, los cuales son permanentemente “parchados” (por neurólogos, psiquiatras y hasta médicos generales) con diagnósticos apresurados (y muchas veces errados)de depresión, la mayoría de las veces dichos a los pacientes, quienes, etiquetados inmediatamente, caen en el autoengaño tautológico de recurrir a que el “ser depresivo” es la causa principal de todos sus problemas de ánimo, y relaciones interpersonales disfuncionales para su dinámica. Diagnósticos médicos que se confunden con “diagnósticos psicológicos”, si es que en realidad "existen" como tales (otro principio dormitivo más, diría Bateson).
Todo esto manteniéndose por semanas, meses, años. Y bajo este precedente (obviamente bajo la óptica psicológica), con el tiempo, genera una angustia y malestar del animo generalizado en la población…pudiéndolo constatar yo mismo en los casos que atendí. Pero lo anterior, solamente es la punta del iceberg de cómo se gesta este infame circulo vicioso, que mantiene alejadas a las comunidades rurales de una calidad de vida acorde con el resto de la población de un mayor ingreso.
Encima, la alta prevalencia de alcoholismo, tendencias suicidas, sistemas familiares totalmente entrampados (casi siempre con consecuencias de violencia intrafamiliar), sin duda acrecentan o mantienen los problemas de salud de los que con suerte las personas fueron diagnosticadas a tiempo por algún medico en Curicó o en Licantén (el otro lugar más concurrido).


¿Y dónde están los psicólogos?


Resumiendo
: se vio MUCHO sufrimiento. Pero aún así una inigualable disposición y actitud al cambio positivo; fe y esperanza a toda prueba. Se podrá decir que con solamente una entrevista con un paciente no se puede hacer nada; sin embargo, en la práctica pude ver que no es del todo así. En el papel, el objetivo de la entrevista psicológica era la “reorientación de la queja del paciente a alguna red psicosocial de la zona”, es decir, derivarlos a algún club deportivo, pastoral u organización vecinal, que pudiese hacer de soporte a la queja que traía el paciente, con respecto al área interpersonal. Empero, el aporte psicológico fue mucho más que esas posibles derivaciones que se pudiesen hacer. La mayoría de las veces se hacían verdaderas intervenciones en crisis, de acuerdo a los relatos de los distintos pacientes; además de toda la parte empática y de contención, que se podía hacer de forma más inmediata.

A veces me tocó, ver desplegado un problema tan hondo que no se podía dejar cerrado en 50 minutos de sesión; un día incluso, estuve tres horas atendiendo a una señora, que a la larga se transformó en el caso que más me afectó y que por suerte lo pude sacar adelante, dejando a la señora con algo más que una sonrisa en su rostro. Quedé agotado. Pero ese agotamiento, era alentador, siempre.
Muchos de los pacientes que llegaron, eran derivados de los estudiantes de medicina, de gente de odontología, o del mismo médico que venía con nosotros, en donde se notaba un trabajo totalmente sincronizado, en un ambiente de respeto mutuo tanto interpersonal, como por las competencias de cada cual en su área. Todo el mundo salía con otra cara de donde estábamos atendiendo. Demasiado gratificante para todos nosotros. Verdadero trabajo multidisciplinario, potenciado además por estar trabajando todos en distintas salas de los colegios de los pueblos donde íbamos. Un trabajo en equipo que se ve cada vez menos en los profesionales del área de la salud, que cuando los egos ebullen, tienden a olvidar los verdaderos intereses de los pacientes. Y eso, todos lo comprendimos muy bien. Todos estábamos allí con un mismo norte. Terminamos aprendiendo de cada uno de nosotros; y no solamente aspectos técnicos ni de teoría…sino de conocernos como personas, a los demás y a nosotros mismos.

Porque al fin y al cabo, todo conocer es un hacer y todo hacer es un conocer, encontrando la verdadera pauta que nos conecta. De que la teoría trascienda, para apuntar al cambio como actitudes de vida positivas y propositivas. De valorar lo que realmente tenemos y de lo que carecían la mayoría de las personas que atendimos, tratando de ayudarlas aunque fuera un poco. De ponderar nuestros sueños, idealismos de cambiar el “mundo”, pero aun así válidos. De transformarnos en el hacer, en el pensar y en el sentir. De abrir la mente, la percepción. Observar(nos) en el hacer, y en el propio observar; en el dominio de la acción y el lenguaje, aprovechando la recursividad que eso nos confiere. Aprender (de nuevo) a leer, jugar una y otra vez con los planos (meta) comunicativos, que sin duda ayudan a establecer un nexo más profundo con los pacientes y futuros pacientes que tengamos. De ser-en-el-mundo, verdaderamente (Dasein!!).

De ayudar a resolver problemas, y no tirar diagnósticos de los cuales no nos podemos hacer cargo. De sentir que se está aportando en algo, de buscar el cambio…

Y sólo fueron 5 días…pero con una intensidad al 1000%

Pienso en todo lo que se logró en tan poco, y lo que se podría lograr en más….


Y ahora estoy aquí cómodamente sentado con un jugo al lado, mientras allá aun prevalecen las dificultades y las dudas, como el pan de cada día. Me entro a desesperar. Demasiado por hacer aún…


En fin…


Muchas gracias a todos los que estuvieron en la comunidad conmigo, por hacer de estos TSR una experiencia reveladora e inolvidable. No solo por el trabajo realizado, sino por la buena onda, el respeto por el trabajo de cada uno y de los buenos carretes que salieron, una vez terminadas las labores jejejeje.. (Harto jugoseo también…hay que decirlo!)

No caben dudas de que volveré. Al menos para insistir en un meta-cambio, en un real salto cuántico..

Estaré allí, se los prometo.


Sorry por el jugo...nos leemos!!

(*) Ver el post anterior para mayor contextualización...