En la vida de un mortal, terrestre, se está acostumbrado a vivir la rutina la mayoría de las veces sin chistar y sin darse cuenta.
“Soy hijo, hermano, estudiante, etc”. La mayoría de las veces con pautas que están concatenadas para recrear realidades similares día a día. A veces con más estrés y a veces con más relajo. Otros instantes con mala suerte y otras veces con golpes anímicos tan positivos que sin duda me instarían a escribir en el blog como enajenado.
En fin. Rara vez uno queda pasmado por algunas pautas fuera de lo común; de que lo insólito reine nuestra vida por un rato. Y por un rato creo que la ley de Murphy se fusionó con lo más insólito que me haya tocado vivir en bastante tiempo.
Era un día más, casi diría normal. Clases en la mañana, un frío e invernal día nublado me esperaba para agilizar las neuronas y ponerse al día con compañeros y amigos; de hablar de lo que no se había hablado en dos semanas de asueto. Todo transcurría de acuerdo a lo “planeado”, nada nuevo bajo el sol. Llegaba la hora de almuerzo, y ya habíamos acordado con unos amigos ir hasta mi casa y jugar wining eleven. Adicción creciente en mi vida. Tendré que tomar cartas en el asunto.
Antes de ir, pasamos a comprar papas fritas artesanales, otra adicción más en esta historia.
Y de todos.
Cuando estábamos en eso, suena mi celular:
-Aló? Mamá, hola…
- Daniel, acabo de ir a buscar tus radiografías y estás con neumonitis. Estás caminando por la vida con neumonitis…
- Qué!!!?? Tengo neumonitis??
Mis amigos al lado mío no lo podían creer y se reían a carcajadas. Yo también. Era algo totalmente increíble, pero no de algo sobresalientemente bueno sino de que verdaderamente no se podía creer. Yo, sin ningún síntoma aparente, sin sentirme mal y sin toser…había sido diagnosticado por radiografías que tenía neumonitis, lo cual no es algo muy alentador que digamos. El informe decía: “presencia de neumonitis bilateral, con compromiso bronquial…”. Algo así, ya no me acuerdo muy bien. Ciertamente, no podía andar por la vida con una infección respiratoria.
El desconcierto era dramático. Creía de verdad imposible que tuviera algo. No sólo porque no me sentía mal, sino que porque venía llegando hace 1 día de un paseo a Olmué carreteado a destajo, con nieve en el camino de ida, con las zapatillas mojadas y con un frío de la puta madre en las noches. Y aún así no me sentí mal ni un día. Raro.
Obviamente, tenía que ser examinado por un médico para ver si efectivamente tenía neumonitis y cuán grave era. Como tengo pulmones un tanto frágiles (asma crónica) era importante empezar con remedios luego. Me pude conseguir hora con un médico broncopulmonar para la tarde-noche.
En ese entonces, ya nos encontrábamos en mi casa, disfrutando de las bondades del Playstation 2 y del maravilloso juego de fútbol. Más encima, en mi casa habían cortado el agua (se había roto una cañería en el pasaje) y mis amigos y yo debíamos aguantarnos como pudiéramos nuestras necesidades biológicas.
Le ponía más emoción a nuestros partidos. Todo esto mezclado con los requerimientos de mi madre para que saliera a comprar bidones de agua para paliar en parte el vital déficit. A lo que yo respondía que estaba enfermo, que no debería salir. Al final, tenía que ir igual, por que era imposible siquiera actuar que me sentía mal. Más aún con el playstation como testigo de mis puteadas y garabatos cuando me metían un gol. Era verdad, se me acababa el aire…
Llegó la hora en que tenía que irme al médico, así que eché a mis amigos de la casa y partí – aun desconcertado- a la consulta del doctor. Era algo todavía inédito. Esperé apenas 5 minutos y me hicieron pasar. Otro desconcierto más; esta vez por lo poco que tuve que esperar… “bueh…será un buen indicio”, esperaba.
Me examinaron, auscultaron (no halló nada raro el médico) y finalmente observó la radiografía… “pero…chico, vos no tenés nada… (El médico había vivido años en Argentina y se le notaba un acento especial) ésta fue una mala interpretación del radiólogo. Las que se ven aquí son cicatrices de bronquitis pasadas, q se notan más en los asmáticos. Fue definitivamente una mala interpretación, quedate tranquilo, che”.
A esas alturas ya no entendía nada; poco menos que era hombre muerto caminando hace un rato hasta ser un hombre totalmente sano, en un santiamén.
Incluso pensaba qué haría el mundo sin mí, en un claro delirio narcisista. De que me daba un ataque de tos ahí mismo, por todo lo que no había tosido mientras no tenía “síntomas” de neumonitis…
En fin. No tenía nada finalmente. O me mejoré de milagro. O el bendito juego de Playstation generó tantas endorfinas en mi organismo que la infección se fue en un tiempo récord.
Y el poquísimo tiempo; estuve “enfermo” y ni siquiera pude disfrutarlo con un día en camita, al lado de un guatero junto a mi gato regalón.
Nada.
Aunque no me sintiera mal, estaba “enfermo”…y quizás era así. Pero no de neumonitis. Sepan uds. que mi salud mental también es frágil. Uf…
Más encima el agua no llegaba. Ya no podía decir que estaba enfermo cuando me mandaban a comprar más bidones. Aunque en mi fuero interno estaba loco por estar en cama.
Y finalmente me mejoré.
De milagro, en tiempo record!!!!! Ahora, a seguir con las adicciones caseras.
Saludos.
P.D.: Menos mal que no me enteré que estaba muerto en algún registro...sí, todo puede ser peor en esta vida.