15.7.09

Cosas del fútbol: El mejor no-gol – Anecdotario personal de La Reina 1


Era el año 2004. Primer semestre, si no me equivoco. Ese día jugaba la semifinal del campeonato de Baby fútbol; Máquina vs Sport Detroit. Yo había terminado siendo un permanente invitado a los partidos de Sport cortesía de mi amigo Raúl.

EL partido prometía, ya que se enfrentaban dos equipos de la misma generación. Máquina por un lado, desde su génesis como equipo refrendado como potencia y rival a vencer, estaban buscando ser campeones una vez más. Sport, también se las traía, como equipo aguerrido y que sacaba adelante los partidos la mayoría de las ocasiones. Como el pleito juntaba como público a una generación, cuando se jugó el partido había bastante más gente que de costumbre. Obviamente, con las botellas de cervezas y música circundante…

El partido comenzó friccionado, y con Máquina inusualmente nervioso. Con el freno de mano puesto. Poquito a poco, esto lo aprovechó la prole de Sport para ponernos en ventaja y comenzar a controlar el partido, al menos por un rato. Bien controlado el partido…

Con el transcurrir de los minutos –no sabemos si porque Sport aflojó, o porque Máquina por si sola empezó a levantar- Máquina logró soltar el freno de mano y comenzó a atacar persistentemente, al mismo tiempo que nuestro arquero Phillipe se convertía en figura, al salvar un par de goles hechos…íbamos 3-1 arriba, recién comenzado el segundo tiempo, bien adentro del match.

En esa época mi estado físico era bastante mejor que ahora, por lo que era capaz de aguantar todo el partido corriendo y metiendo. Tal vez por eso permanecí para el segundo tiempo, donde la hiperventilación me pasó la cuenta en un par de faltas, bien feas, pero que las reclamé igual porque estaba caliente. Casi me echan. Además, como mi dribbling no existía (producto de mi rústica formación de inferiores…ja), en vez de regatear o hacer bicicletas, solo pasaba, al choque. Así nomas. Si funcionaba, funcionaba. Si no, me sacaba la cresta; tenía metido en la cabeza que mi pega era solo correr con la pelotita. Ya veremos cómo eso influyo en el transcurso de los acontecimientos.

Paulatinamente, la presión de Máquina se tornó insostenible y en un córner, me cayó un rebote en área propia y empecé a correr, pasándome a medio equipo…1, 2, 3 pasaron, y yo seguía con la pelota. Era el gol perfecto, maradoniano…el 4-1, la lápida para Máquina y el paso a la final de Sport. Y no quedaba mucho. Salió a embestirme el arquero rival, e inclinándome pírricamente, lo dejé atrás, tambaleando hacia mi izquierda. Era cosa de tocarla suave con zurda para meterla adentro…

Entre mis tambaleos y la ansiedad de la gloria así de cerca, me hicieron acordarme en una fracción de segundo que le pego pésimo con zurda, así que le pegué a la pelota “a la que te criaste” con derecha y borde externo. Igual al menos la pelota iba en dirección al arco…la maniobra tan magníficamente culminada. Todo el público mirando y la situación se tornó una especie de cámara lenta, desde que le pegué a la pelota….GOOOOOOOOOOOOOOOOO………….UUUUUUUUHHHHHHHH.

No.

Gol-pe en el palo. Risas nerviosas primero y carcajadas de todos después…tremendo gol que me había perdido. El partido se suspendió algunos segundos por el desconcierto que había… Tremenda jugada para terminar rebotando en un palo. El público en delirio absoluto, y en carcajadas hasta del otro equipo…todo el mundo en carcajadas….no recuerdo si hasta el árbitro estaba riéndose. En fin.

Lo peor, claro está no fue eso. Sino que después de esa jugada Sport se fue del partido. Todos. Y Máquina comenzó a descontar hasta pasar arriba en el marcador. Nunca nos pudimos afirmar después. Terminamos perdiendo 6-5, en uno de los partidos más memorables que he jugado en la Psicobombonera. Para qué les cuento cómo me sentía. Al final, claro está, estábamos todos muy pero muy calientes, a pesar que éramos de la misma generación, el partido en sí fue más allá de toda pauta. No hubo cortesía. Todavía recuerdo que al final Pablo, el delantero de Máquina, me agradecía el “favor” de haberme perdido ese gol. Si lo metía, capaz que Sport hubiese estado en la final. Era bastante probable; pero las carcajadas como consecuencia de aquella surreal jugada pseudo-maradoniana-baby-futbolística resultó ser el mejor aliciente para que remontaran el marcador. Una mierda. Para la risa, pero mierda al fin...

De lo que sí me puedo sentir bien, al menos, es que esa jugada fue el mejor no-gol que se hizo en esa cancha… y de las carcajadas que estallaron. Las ironías de la vida.

Un gran momento deportivo.

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